MarcosBL

Aprendiz de todo, maestro de nada

Un loro extremadamente inteligente

Un tipo decide comprar una mascota. Ve a un loro colgando, cabeza abajo, de un palo; se le queda mirando y dice en voz alta:

– Vaya, ¿ qué le habrá pasado a este loro ?
– Yo nací así: soy un loro sin patas – replica el ave.

El tipo se gira confuso mirando a todas partes…

– ¡ Je, je ! Qué cosas… me pareció que este pájaro hubiera entendido lo que dije y me hubiera contestado
– Claro que entendí lo que dijiste. Soy un loro sumamente inteligente y muy culto.
– ¿ Ah, sí ? Entonces contéstame esto: ¿ cómo te cuelgas del palo, si no tienes patas ?
– Bueno, verás, me da un poco de vergüenza, pero ya que has preguntado, te lo voy a decir: Uso mi pene como gancho y lo enrollo en el palo, no puedes verlo porque lo cubro con mis plumas…
– ¡ Increíble ! ¿ Realmente puedes entender lo que dice la gente y contestar ?
– Claro que sí, hablo español e inglés. Puedo conversar sin mayores problemas casi sobre cualquier tema: política, religión, fútbol, química, filosofía… y soy especialmente bueno en ornitología. Deberías comprarme, soy un excelente compañero.

El hombre mira la etiqueta del precio (20.000 €) y masculla:

– Ese precio es demasiado para mí.
– Pssst ! – le llama el loro moviendo un ala para que se acerque – Nadie me quiere porque no tengo patas. Ofrécele al dueño 100 €

El hombre ofrece los 100 € y sale de la tienda con el ave. Pasan las semanas y el loro es sensacional, gracioso, interesante, un excelente amigo, entiende todo y hasta da muy buenos consejos. Su dueño está feliz con él. Un día, el hombre llega de trabajar y el loro lo llama:

– Pssst ! – moviendo un ala para que se acerque.

El tipo se pone muy cerca de la jaula.

– No sé si contarte o no, pero es acerca de tu mujer y el cartero.
– ¡¿ Qué ?!
– Bueno, esta mañana, cuando llegó el cartero, tu mujer lo recibió con un beso en la boca. Ella estaba vestida sólo con ropa interior.
– ¿ Y después qué pasó ?
– Después, el cartero entró en la casa, la besó con lengua y empezó a acariciarla por todas partes
– ¡ Dios Santo ! ¿ Y qué más ?
– Después, le quitó las ropa interior, primero las bragas y luego el sujetador… Se arrodilló y empezó a mordisquearla por todas partes, empezando por los pechos, muy lentamente, e iba bajando y bajando por el ombligo… y seguía y seguía…

El ave se queda callada un buen rato.

– ¿ Y qué pasó ? ¿ Qué pasó ? ¡ Habla maldito loro ! – grita frenético el hombre

– No lo sé, tío, ¡ a esas alturas me empalmé y me caí del palo !